Cuando estaba en el instituto imaginaba que, tras terminar la carrera, tendría que poner rumbo a alguna gran ciudad para poder trabajar en lo que me apasiona: contar historias.
Quedarme en La Alpujarra no era una opción viable, sin embargo, internet y el teletrabajo convirtió la utopía en realidad.
Por qué emprender en La Alpujarra
Durante cinco años he emprendido desde La Alpujarra: un negocio online y otro físico, que han supuesto experiencias muy distintas.
Cuando dejé Madrid y regresé a mis raíces, lo hice con un recién estrenado emprendimiento en el mundo del copywriting y creación de contenido. Al principio, aproveché un piso familiar en pleno corazón de Órgiva para montar mi oficina, más tarde, terminaría por abrir una academia en la que combinaba el teletrabajo con la enseñanza presencial.
Durante los primeros meses de esa aventura, me parecía increíble subir las persianas y que el despacho se colmará de luz y unas vistas preciosas de Sierra Lújar y la vega de Órgiva. Levantar la cabeza del ordenador ya no suponía enfrentarme a una pared blanca con un póster inspiracional en el mejor de los casos.
Pero no solo por las vistas merece la pena emprender en La Alpujarra.
El ritmo cambia. Un par de cafés y terminarán por preparártelo sin preguntar conforme entres por la puerta. No te invitan a abandonar una mesa si ese día decides cambiar el despacho por la terraza de un bar. Tampoco hay atascos ni maldiciones por no conseguir aparcar.
Se gana calidad de vida. El tiempo cunde el doble.
Teletrabajar en La Alpujarra: retos y satisfacciones
Si te dijera que todo fue de color de rosa cuando comencé a teletrabajar en La Alpujarra te estaría mintiendo. Me costó bastante que mi círculo más cercano entendiera que eso que realizaba cada día era un trabajo de verdad, aunque no supusiera estar en la recepción de un camping, casa rural o abrir un negocio a pie de calle en el que cualquiera que pasara pudiera comprar productos para el día a día o un recuerdo de su escapada por La Alpujarra.
Tampoco faltaron las preguntas de algunos vecinos que daban por hecho que me encontraba de vacaciones porque, ¿cómo se trabajaba desde casa?
Creo que el teletrabajo es una de las herramientas más potentes para repoblar las zonas rurales como La Alpujarra. Ya no hay que pagar el precio, económico y emocional, de vivir en las grandes urbes para sentirse realizado; internet permite que sea posible compaginar una vida más acorde con nuestros valores en espacios más familiares y naturales.
Una de las mayores satisfacciones durante esta etapa de teletrabajo ha sido disfrutar de más tiempo de calidad con mis abuelos. Ya no necesitaba esperar a un fin de semana a toda prisa, mi pausa del almuerzo cambió de un tupper recalentado a un festival gastronómico en el que cada semana nos turnábamos los fogones.
También fue maravilloso volver a formar parte de una comunidad. Sentir el cariño y apoyo de los vecinos. Por ejemplo, durante la pandemia hubo un momento que toda mi familia y yo nos tuvimos que confinar. No faltaron los vecinos que nos llamaron para ofrecernos su ayuda con la compra o con cualquier otra cosa que necesitáramos.
En una gran ciudad esa cercanía es prácticamente imposible de encontrar. Te conviertes en otra alma; no en una con nombre, apellidos y una historia detrás.
Teletrabajar en La Alpujarra, aunque no hayas nacido aquí
El hecho de haber nacido o no en este enclave rural no delimita la posibilidad de teletrabajar en La Alpujarra. Cada año y, especialmente tras la pandemia, son más las familias y emprendedores que deciden apostar por un modelo de vida distinto.
La Alpujarra no cuenta con un coworking en el que te ofrecen café, agua de bidón y salas de reuniones acristaladas. Sin embargo, puedes teletrabajar desde un cortijo con jardín, piscina y vistas a Sierra Nevada.
Si tienes hijos, no tienes que esperar colas eternas para que disfruten de las actividades que ofrecen los pueblos a lo largo del año, ni tampoco para jugar en los parques infantiles.
Que vengas de fuera y teletrabajes en mitad del campo no implica aislamiento social. La hospitalidad de los vecinos y las ganas de involucrarte en sus actividades deportivas, culturales o de aventura; te brindarán amigos que se convertirán en familia.
Teletrabajar en La Alpujarra de forma temporal
A veces parece que un cambio es una determinación para siempre. El teletrabajo abre un abanico flexible en el que ya no es necesario anclarse a un lugar, también existe la posibilidad de disfrutar y exprimir un entorno, aunque sea de forma temporal.
Y La Alpujarra es una opción maravillosa.
Cada vez son más los emprendedores y trabajadores por cuenta ajena que teletrabajan por temporadas en La Alpujarra. Esa facilidad laboral les permite bajar el ritmo en momentos concretos del año y aunarlo con sus aficiones, como puede ser el esquí, el senderismo o la gastronomía.
Incluso las empresas cuentan con la posibilidad de trasladar las experiencias de team building a La Alpujarra. ¿Qué mejor forma de unir a un equipo que en una zona en la que naturaleza, buena comida y cultura van de la mano?
La Alpujarra es inspiración y por eso son muchos los escritores y artistas que han encontrado en esta tierra esa energía que ha encendido sus obras como Chris Stewart y su libro Entre limones, el pintor Julio Romero de Torres o el escritor Pedro Antonio de Alarcón.
La pandemia también ha influido en que esta idea utópica de poder ordenar el trabajo alrededor de la vida personal y no al revés, suceda. Cuando puedes tener las mismas opciones de teletrabajo en una ciudad que en un medio como La Alpujarra, ¿qué pesa más en tu balanza?
Amor y luz.
Beatriz Fiore